JMiur [E]

El 10 de octubre podría transformarse en una fecha que marque un antes y un después en la industria discográfica, es que es el día en que alguien decidió poner su música a disposición de cualquiera y dejar que fuéramos nosotros los que decidiéramos su precio de acuerdo a su valor; algo bastante extraño, casi estrafalario en este mundo donde los dos conceptos se confunden sistemáticamente: valor y precio no son lo mismo.

Desde que Radiohead decidó lanzar su nuevo disco por fuera de las empresas discográficas y ofrecerlo exclusivamente a través de internet, ya son muchos los que piensan seriamente en unirse a este nuevo modelo de negocios, un modelo inevitable del que sólo los gerentes no parecen darse cuenta. Nine Inch Nails, Jamiroquai, Oasis, Prince, The Charlatans, cada día aparecen nuevos nombres.

La ecuación es sencilla, 53 millones de descargas legales; 20 descargas ilegales por cada venta. No hay mucho que pensar, ya no se trata de de cuestiones morales o éticas, es pura supervivencia.

Según dicen, la primera aplicación P2P surgió en 1996 y funcionaba en Mac, se llamaba Hotline Connect, y si bien se había desarrollado como un programa para la distribución de archivos entre empresas y universidades, no tardó en usarse para otras cosas, especialmente warez y pornografía.

El concepto era sencillo: los archivos se almacenaban en las computadoras de los usuarios que funcionaban como servidores, y estos, permitían o condicionaban la entrada al resto de usuarios. El problema era que si un servidor dejaba de funcionar o cerraba, no había otro para seguir descargando ese mismo archivo. Había que empezar otra vez desde cero.

Napster cambió el concepto utilizando servidores centrales que guardaban la información de los usuarios y hacía de enlace entre ellos. La pornografía quedó relegada a las redes Usenet y los MP3 reinaron sobre la tierra.

Una de las leyes de Murphy dice que cualquier solución entraña nuevos problemas, probablemente, esto se aplica a cada una de las "soluciones" implementadas por la RIAA, la SGAE y todos sus acólitos locales.

Allá por 1999 empezó una batalla legal promovida por varias industrias discográficas y algunos músicos como el grupo Metallica para cerrar Napster: el sitio que iba a "terminar con la música". Dos años después, lo consiguieron. Recuerdo ese último día, todos tratando de conectarnos, de hacer algo, saturando los servidores. Ellos creyeron que los 13 millones de usuarios íbamos a salir a comprar CDs; nosotros, creíamos que algo se había perdido para siempre pero no nos resignábamos. En poco tiempo surgieron alternativas "peores".


Bajar una canción de Napster era difícil; con suerte, se completaba una de tanto en tanto. Claro, si se cortaba no quedaba más remedio que comenzar otra vez, la banda ancha era algo inexistente. Lo cierto es que no era cómodo ¿por qué lo hacíamos? imagino que nada tiene que ver con el dinero pero no tengo explicaciones.


A los pocos meses, surgieron alternativas que hacían parecer a Napster obsoleto. Primero Napigator tratando de rescatar algo de las cenizas, luego iMesh, BearShare y sobre todo WinMx. Las cosas eran muy distintas, las descargas podían continuarse en cualquier momento, todo era mucho más sencillo y más rápido. Muerto el perro, la rabia se había extendido con virulencia. Aparecieron las primeras redes descentralizadas, Gnutella, Grokster; algunos programas de dudosa reputación como Kazaa, otros de buena calidad como Ares. Ya no sólo se compartía música sino cualquier tipo de archivo. Las demandas y los juicios terminaron con algunos pero las redes continuaron. WinMx fue obligado a cerrar en el 2005 pero su comunidad lo rescató y hoy sigue funcionando.


Después, llegó la hora de eDonkey y sobre todo de sus clientes y mods, eMule, aMule, Shareaza y su primo BitTorrent.

Cada cierre, cada clausura sólo ha significado un avance más en el desarrollo del P2P pero la guerra contra el viento continua. En EEUU hay demandas contra algunos usuarios como forma de infundir miedo; en Europa se ha obligado a cerrar algunos sitios web donde se guardaban o se podían buscar enlaces a archivos; cada tanto salen noticias sobre la pobre madre que se ha visto obligada a hipotecar su casa para pagar las culpas de su hijo el pirata. Durante un tiempo hubo un ataque de servidores falsos que inundaban las redes con archivos falsos o corruptos. Alojar en la red archivos MP3 accesibles en forma directa es una tarea complicada. Se obliga a cerrar páginas que contienen carátulas o partituras musicales. Nada de eso sirve, pero ellos no parecen darse cuenta y continuarán haciéndolo.

Si los economistas tienen razón, los números mandan: en en el 2002, Kazaa tenía unos 2 millones de usuarios, hoy, en eMule se calcula que hay 22 millones. Las descargas no han disminuido, han aumentado y ya no se limitan a música, incluyen películas, DVDs; todo es accesible, todo se encuentra, alguien lo tiene, alguien lo comparte y la tecnología hace el resto.

Cualquier estadística muestra que los usuarios de P2P compran casi 5 veces más discos que el resto de consumidores. Son compradores fuertes, fanáticos de la música que a veces se ven obligados a usar los P2P ya que no tienen otra manera de escuchar libremente canciones que han comprado porque están protegidas contra copia. En un tiempo se decía que los discos se vendían menos pero nadie hizo cuentas para saber si la venta de canciones legales por internet no compensaba la diferencia.

Muchos hablan de pérdidas; lo cierto es que la mayoría de los usuarios que baja un disco de internet jamás lo comprarían así que, la pérdida sólo es hipotética.

En estos 10 años, la música no ha muerto, lo que han variado son los hábitos de consumo y, fundamentalmente, quién se embolsa las ganancias. Internet es una competencia real, parte de las leyes del mercado que tanto defienden en teoría. Los beneficios ya no son exclusivos, ahora, se reparten entre productoras o particulares independientes; algunos intermediarios tendrán que buscar otra forma de ganarse la vida.


Y esto recién comienza.

Por ahí se habla de un nuevo sistema llamado OMEMO que se define como la versión Web 2.0 del P2P. Omemo está en versión beta pero se trataría de un dispositivo de almacenamiento virtual sumado a una red P2P que uniría el espacio donado por cada usuario para crear un único disco, virtualmente ilimitado. Esa unidad sería accesible en el sistema de cada usuario como si fuera un disco duro local con velocidades de acceso superiores a las de un servidor FTP.

Piensen como piensen, opinen como opinen, alguien debería darse cuenta que lo único inexorable es el futuro.

4 comentarios:

Anónimo  

Esta historia del intercambio de música me gusta mucho,porque deja de manifiesto que cuando existe colaboración entre las personas y solidaridad,ellas pueden mas que el intento permanente de un sistema
rapiñoso,acostumbrado a imponerse en base al abuso y a la apropiación ilegítima del bien común.Sin duda, lo que hacen miles de personas, ya sea a través de estos sistemas p2p, o de blogs o paginas web, al eludir esta persecución, tiene mucho de las características de la no violencia, como es la no colaboración con un sistema aberrante.
Y cuando la gente no se siente abusada, tampoco abusa!!
Ah! no nombraste mi sistema favorito...SLSK, lo recomiendo a los que buscan música difícil de encontrar en otros sistemas....sería to'o :D

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JMiur  

Lamento lo del SLSK , no lo conocía :$

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Fernando  

Excelente articulo!!

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JMiur  

Gracias por el comentario, Fernando.

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