Pito catalán, con los dedos extendidos y el pulgar en la nariz. Pito catalán y siguió caminando hasta doblar la esquina, como todos los días.
Ella le sonrió, pero claro, cuando estuvo segura que él ya no podía verlla. Le sonrió, cruzó la verja y entró en la casa, como todos los días.
En el salón, el reloj daba las cinco, no hacia falta mirarlo para darse cuenta. Él, unos cuantos metros más allá, detrás de las paredes, escuchaba el tañer discordante de las campanas de la iglesia, como todos los días.
La cultura del spaghetti
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9 comentarios:
Me encantó. Sin más comentarios
Que hermoso!, alguna vez de pequeño me comporté como Rufo y hoy de adulto prefiero en ocaciones hacer Pito Catalán y dejar todo para mañana.
Gracias por tan maravilloso cuento, de verdad.
Gracias a los dos, de verdad
Pito catalán?
Qué curioso porque yo soy catalán y aquí a ese gesto lo llamamos Pam-i-pipa.
Y sí, muy bueno.
Renton
Maravilloso
Estuve buscando en la red para encontrar una palabra más universal y no pude encontrar nada. Qué bueno que hayas entendido a que gesto me refería.
Pam-i-pipa también es una palabra que me hubiera gustado usar.
Caramba JMiur.
Excelentes escritos, nunca me habia fijado en el menú. Por eso nunca aprendo de nada!.
Felicitaciones. Todo muy bueno!!!.
Gracias por el comentario, Birdelo
Chévere Amigo,
Como me recordó este relato cuando tenía 12 años y amaba secretamente a una pariente lejana de quién solía burlarme... cuando pasó los años y cada quien formó familia me atreví a confesarle todo lo que sentía.
El final es el mismo que el de tu relato, ella se quedó esperando y yo jamás tuve el valor.
Buen recuerdo
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